Boda de altos vuelos
El Papa Francisco, que es conocido por saltarse bastante a menudo el protocolo, vuelve a ser noticia una vez más, esta vez
por una boda. Pero no una cualquiera, ya que se ha convertido en el primer Pontífice
en oficiar una boda en pleno vuelo.
Dicho suceso ocurrió mientras que el Papa viajaba desde
Santiago de Chile hasta Iquique, en el norte del país. El Pontífice tiene por
costumbre saludar personalmente a todos os asistentes de vuelo y pilotos, y
tomarse fotos conmemorativas con ellos.
En ese momento, Paula, jefa de personal de cabina, y Carlos, asistente
de vuelo, pidieron al Papa que bendijera sus anillos. Ambos se habían casado
anteriormente por lo civil, pero habían aplazado la ceremonia religiosa, ya
que, como le explicaron al Papa, su iglesia la destruyó un terremoto.
Entonces el Pontífice les preguntó si se querían, y, acto
seguido dijo “Bueno, pues yo les caso”
El Papa firmó como celebrante, y como testigos, el copropietario de la aerolínea y un
funcionario propietario. El contrato fue una simple hoja de papel manuscrita,
que el Pontífice indicó a un sacerdote chileno que registrara oficialmente al
aterrizar.
Al final de la improvisada ceremonia, lo periodistas
corearon, como suele suceder en las bodas, para que los novios se besasen, lo
cual hicieron con un poco de vergüenza.
Acto seguido se reincorporaron al trabajo, indicando “por favor,
abróchense los cinturones, estamos a punto de aterrizar”.
Sin duda, una ceremonia sin mucho protocolo, pero que de
seguro quedará marcada en la memoria de los que formaron parte de ella.
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