Anfitriones tacaños
Vamos a dar por hecho que a nadie le gusta quedarse con hambre cuando es invitado a comer o cenar, esto es así, ¿no?
Bien, puede que todos lo veamos así, pero cuando se trata de ser nosotros los anfitriones podemos distinguir dos grupos. Los tacaños y los generosos.
No fue muy adecuado el gesto de una distinguida señora la cual era conocida por su tacañería. Esta señora invitó a cenar al compositor Gioachino Rossini.
Debido a la tacañería de la señora en cuanto a raciones, Rossini, como era de esperar, se quedó con hambre. La señora le expresó sus deseos de volver a cenar con él en otra ocasión, a lo que Rossini respondió: “Por mi, señora, ahora mismo, si no le importa”
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