Halloween va de sustos... y de protocolo.
Y es que halloween es una fiesta bastante parecida al
carnaval, donde cualquiera puede disfrazarse por una noche y ser cualquier cosa
que quiera ser. Pero no todo vale.
De hecho, sobre este tema, los alumnos de la universidad de
Ohio, EEUU, crearon una campaña llamada “Somos una cultura, no un
disfraz”. En Los carteles de esta
campaña se puede ver como miembros de comunidades típicamente discriminadas en
Estados Unidos muestran disfraces basados en su cultura, recordando que “esto
no soy yo, y esto no está bien”.
Los creadores de esta campaña nos dicen “Esta
campaña de carteles no se trata de ser excesivamente sensibles a las opciones
de vestuario, se trata de la perpetuación de los prejuicios y estereotipos negativos de esas decisiones. Todo lo que
estamos pidiendo a la gente es dejar de perpetuar los prejuicios y darse cuenta
de que usted está cruzando una
línea cuando se atan bombas falsas en el pecho para retratar a un hombre de
Oriente Medio, etc.”
En mi opinión, teniendo en cuenta el ambiente político y
social que se respira últimamente (partiendo desde el auge del neonazismo en
EEUU y Alemania, hasta las terribles acciones del Daesh), merece la pena hacer
un ejercicio de empatía y pensar en las consecuencias que nuestras elecciones
tienen sobre los demás y sobre nosotros mismos. Aunque sea en algo tan sencillo
como elegir un disfraz
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